Este concepto va más allá de hacer pequeños cambios en la cadena de suministro, sino que plantea un sistema completamente circular, en el que no se pierda ni un gramo de materia prima y los recursos se puedan volver a utilizar para no gastar más material del necesario.
Lograr prácticas sostenibles es una prioridad para cualquier compañía, tanto las involucradas en logística como las que tienen incluida esta fase en el proceso de su producción. Las empresas comienzan a ser cada vez más conscientes de que deben seguir en la dirección de la sostenibilidad para revertir el cambio climático, y la economía circular es una de las mejores medidas. Hoy hablaremos de la misma y de sus principios básicos para poder implantarla.
¿Qué es la economía circular?
La economía circular propone una vuelta a la mirada natural. De hecho, se basa en el modelo cíclico de la naturaleza para plantear un sistema en el que se aprovechan absolutamente todos los recursos. En la naturaleza, cualquier ser vivo acaba transformándose y volviendo a ella para nutrirla y permitir la continuación de la vida. La economía circular busca este mismo proceso: minimizar la producción de elementos al mínimo indispensable y, cuando sea necesario fabricar un producto, utilizar elementos que, por sus propiedades y composición pueda ser tanto reutilizado como reciclado.
La economía circular busca también la sustitución de los materiales que se usan en las industrias por aquellos biodegradables y que no dejen rastro alguno en el medio ambiente cuando su uso ha finalizado. Si por las características o necesidades del productos se tuviesen que utilizar materiales no eco-friendly, el objetivo en ese caso será que el diseño (del producto y del packaging) se pueda ‘desmontar’ fácilmente para separar todas las piezas que sí se puedan reciclar de forma respetuosa con el medio ambiente.
Principios de la economía circular
Como se puede percibir, la economía circular viene para cambiar por completo el tradicional funcionamiento de una empresa y, especialmente, el de la cadena logística, acostumbrado a despilfarrar y utilizar todo el material posible sin tener en cuenta la huella contaminante que pueden crear.
Si estás en proceso de configurar un negocio más sostenible, esta propuesta es un must para tu cadena logística. Veamos los 10 rasgos principales que tendrás que adaptar para generar una economía circular:
- Residuo en recursos. Es la característica más importante y la base de toda la teoría. Cualquier material o materia prima que se utilice tanto para el propio producto como para el packaging tiene que poder volver a la naturaleza sin que afecte a su estado. Si no se puede biodegradar, deberá poder reutilizarse.
- El segundo uso. Será necesario volver a introducir en el circuito económico los productos devueltos si se encuentran en buen estado. Una de las opciones más populares es aplicar descuentos a los productos que no están en mal estado pero que ya han pasado por las manos de otro cliente y, por lo tanto, no se pueden vender como nuevos pero sí pueden cumplir el cometido para el que fueron creados.
- La reutilización. Otra de las máximas principales: los productos se tienen que volver a usar, ya sea de forma entera como algunas partes del mismo que todavía funcionen y se puedan aplicar en productos que se están fabricando.
- La reparación. En la economía circular los productos estropeados no se tiran sin mas, sino que se intentan reparar gracias a las piezas que se recuperan.
- El reciclaje. El reciclaje será fundamental, sobre todo de los materiales considerados como residuos.
- La valorización. Si hay residuos que no se pueden reutilizar ni reciclar, deberán poder aprovecharse energéticamente.
- Economía de la funcionalidad. Existe un aspecto que la economía circular que no suele comentarse pero resulta muy interesante, y es el cambio de venta de productos a alquiler de los mismos: cuando un producto finalice su función, al no ser propiedad del cliente, simplemente lo devolverá a la empresa en la que lo alquiló, que lo desmontará para reutilizar sus piezas válidas. De esta forma la compañía asegura que su producto sea tratado correctamente y de forma ecológica al finalizar su ciclo de vida, logrando que no contamine en ninguna fase.
- Energía de fuentes renovables. Por supuesto, los combustibles de tipo contaminante (fósiles) se tienen que eliminar de la empresa y en cualquier departamento.
- La eco-concepción. Esta mentalidad considera todos los impactos ambientales que puede tener un producto durante todo su ciclo de vida, por lo que los tiene en consideración y buscar reducirlos o eliminarlos del todo desde concepción.
- La ecología industrial y territorial. Este cambio de concepción de la logística plantea un tipo de organización industrial basada en un mismo territorio, cuya principal característica sería la gestión optimizada de stocks y flujos de materiales, además de la energía y los servicios.
La economía circular y la logística
Aunque pueda parecer un poco contradictorio, la base del diseño de una cadena de suministro de economía circular es muy parecida a la de una cadena convencional o no sostenible. En ese sentido, se siguen tomando decisiones basadas en las mismas categorías: función de la instalación, ubicación de las mismas, asignación de capacidad y de oferta y demanda. En la economía circular también se tienen que determinar este tipo de elecciones, solo que en este caso también se deberían tener en cuenta la instalación o adquisición de centros de recolección, instalaciones de renovación e instalaciones de desmontaje con el objetivo de poder realizar los procesos de reciclaje, reutilización, etc.
Calcular la ubicación de cada tipo de instalación será fundamental para contaminar lo menos posible durante el transporte de los elementos, que supondrá un gasto extra para la empresa a tener en cuenta. La distancia entre las instalaciones deberá ser, por supuesto, lo más corta posible. Cuando la vida útil de un producto finaliza, la economía circular indica que debería ser recolectado, reutilizado, remanufacturado, reciclado o eliminado por la propia empresa que lo ha creado, ya que debe responsabilizarse del desecho que puede generar de un mal reciclaje.
De ahí que se tenga que crear una cadena de suministro independiente de la que entregó el producto en primer lugar, pues se necesitarán instalaciones específicas para ese motivo que ayuden a no mezclar productos nuevos y productos ya usados. Desde un punto de vista logístico, la economía circular puede verse como una gestión integrada de flujo de producto hacia adelante y atrás en una cadena de suministro. Un producto circular tiene más ‘vidas’ y, por tanto, no necesita ser reemplazado por uno nuevo constantemente.
Reutilizar productos o fabricarlos con materiales que los hagan más duraderos y resistentes es otro de los propósitos de la economía circular, ya que reduce la necesidad de sustitución de los mismos y el transporte constante de mercancías que sustituyan aquellos que se rompen o averían con más facilidad. Logísticamente supone también una ventaja para la empresa, que tendrá que realizar muchas menos entregas (reduciendo la contaminación por parte de su flota de vehículos). Conforme se amplíe la vida útil de los productos, la recogida de residuos y el procesamiento también se irá descendiendo porque, como ya hemos dicho, serán más resistentes, generando con estos pequeños cambios una economía circular progresiva y que dará cada vez mejores resultados.
Un transporte también más sostenible
El transporte de mercancías tiene unos de los papeles más relevantes en cuanto a la sostenibilidad de una empresa, ya que es responsable de casi una cuarta parte de las emisiones de efecto invernadero a nivel mundial. De ahí que la economía circular tenga al transporte de productos en el punto de mira y se propone ponerle una solución. Además de los cambios que propone en la propia cadena logística, también se necesitará hacer cambios en el modelo de transporte: se observa una tendencia radical hacia la electrificación de los vehículos de transporte y al uso de las nuevas tecnologías para fomentar una logística más sostenible.
Las nuevas necesidades ambientales hacen que la aplicación de herramientas digitales sea especialmente necesario (internet de las cosas e inteligencia artificial), ya que pueden ayudar a mejorar el transporte, a medir los niveles de contaminación y a detectar posibles fallos en la cadena logística que generan más contaminación de lo necesario para solucionarlos. La tecnología puede ayudar en 3 de los aspectos esenciales del transporte logístico: la optimización de rutas, la eliminación de kilómetros en vacío y la generación de una trazabilidad inteligente.
Además del uso de estas herramientas, también existen otras soluciones que pueden aplicarse dependiendo de si hablamos de transporte de largo recorrido o de la entrega de última milla.
Para el transporte de productos a larga distancia, las mejores propuestas son:
- Reducir el uso de combustibles fósiles, sobre todo en los transportes marítimos. Actualmente, la opción de sustitución que los operadores más avanzados ya están usando es el GNL, considerado combustible limpio.
- Facilitar las conexiones intermodales y promover plataformas logísticas. Será misión de las administraciones lograr que en todo el recorrido de mercancías se maximice la sostenibilidad.
- Fomentar el uso del ferrocarril.
Por otro lado, para la gestión de la última milla, las ideas clave son estas:
- Promover el uso de vehículos eléctricos urbanos.
- Potenciar redes de puntos de recogida, involucrando a los propios clientes para que hagan un uso responsable de ellos.
Además de todas estas propuestas, todavía queda mucho camino por recorrer para implantar el modelo de economía circular en las empresas y mejorar el transporte de mercancías. Sin embargo, si quieres empezar a realizar pequeños cambios hacia la sostenibilidad en tu empresa, puedes contar con Shargo para los envíos de última milla, en los que somos expertos.
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